Nuestro armario escondía esta sorpresa, nos ha gustado mucho, aunque al principio nos daba un poquito de asco.
Saray sentía mucha curiosidad y quería tocar cada órgano.
Una experiencia estupenda.
El verdadero educador, es un agricultor de palabras, un tejedor de expresiones, un provocador de la creatividad y la fantasía. (Albert Camus)
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